Análisis de Melancholia de Lars von Trier
La belleza en el engaño
“I just want it to be nice”.
-Claire
“Hoy soy la sombra que siempre me sigue y que no enternece. Hay días en que el frío se posa en mis brazos y cuando llega la noche no puedo hablar, no puedo emitir un solo sonido. Sólo puedo estar quieto y esperar porque no entiendo nada. No entiendo el vago eco de algún recuerdo; no logro descifrar la mirada de soslayo de lo que pudo ser; no comprendo el sueño que se posa sobre mi nariz como una mariposa. Soy como la muerte pequeña que me visita cada cierto tiempo y me habla al oído y, helado e inmóvil, todo me es tan extraño que siento que ya no recuerdo qué es vivir”.
Melancolía es una profunda mirada a una de las enfermedades mentales más incomprendidas de nuestro tiempo: la depresión. La película nos muestra de frente y sin filtros una realidad que muchísimas personas conocen y que muchísimas otras no logran entender. Esta es la belleza del filme: las dos realidades se nos presentan al mismo tiempo.
El planeta Melancolía, que había estado oculto tras el sol (poderosa metáfora), está en camino hacia la tierra. La opinión sobre si Melancolía chocará con nosotros y destruirá nuestro planeta está dividida. Sobre esta premisa gira toda la película y el análisis que he hecho: la depresión, aunque es una amenaza real, genera una rotunda negación por parte de la gente a aceptar que puede acabar con la vida humana. El planeta Melancolía, durante toda la cinta, genera escenas de una belleza indescriptible y esta es una de las cosas que más me gustó: la idea de que la depresión puede, en ciertos casos y en ciertos lugares, crear una belleza casi inimaginable. Justo como dijera E. A. Poe: “La melancolía es el más idóneo de los tonos poéticos”, (Método de composición).
La película se centra en la historia de dos hermanas: Justine (quien sufre de depresión) y Claire, quien la intenta ayudar invitándola a quedarse en la lujosa casa donde vive gracias a su relación con John, un hombre millonario. Hay muchísimo que puede analizarse en la película pero creo que estos tres personajes ejemplifican perfectamente los tipos de personas que solemos encontrarnos: los que sufren de depresión, los que creen que la depresión es mera cobardía (John) y los que se debaten entre el peligro real que la depresión posa y las opiniones de los segundos (Claire).
Algunos se rehusan a creer que la depresión es una enfermedad que invade por completo la mente y generalmente responden con un nimio: “supéralo” a las personas que están sufriendo. Y, como vemos en Melancolía, en algunos casos las personas que sufren de esta enfermedad terminan siendo las más fuertes. Porque no todos saben sobre esa desolación silenciosa, sobre construir un refugio falso hecho de palos y creer que puede salvarte del fin que sabes inevitable. Muchos no aprendieron nunca a aferrarse de lo intangible para poder sobrevivir. Muchos no saben lo que es que el mundo colapse, se venga abajo en una explosión también silenciosa. No se sabe sobre el coraje, valor o tesón que se requiere para seguir adelante cuando tu propia naturaleza se vuelve contra ti.
La depresión, como el planeta Melancolía, es algo tan visible a simple vista que es inaudito intentar negarlo, como una oscuridad que se hace visible. En palabras de William Styron:
“El dolor es implacable, y lo que hace que la depresión sea intolerable es saber que ningún remedio vendrá; ni en un día, ni una hora, ni un mes o un minuto. Si hay un alivio leve, uno sabe que es sólo temporal; más dolor seguirá. Es la desesperanza aún más que el dolor lo que aplasta el alma”.